Y finalmente cuanto me rodea se resume a un:
CABRONES TODOS.
Podría enumerar todas las cosas que siento, pero son tan ridiculas, tan pequeñas... No tiene sentido estar luchando en una guerra vana. Descubrí que soñar es una distracción perfecta, para el momento. Pero es devastadora cuando todo lo vez tan lejano. Estar cerca y depronto estar lejos, lejos. Muy lejos de todo. Un trago tras otro. Alcohol? No gracias, engorda. Yo me estoy bebiendo lo que solía ser mi vida. En un sopor extraño de amistades en las que crees en el momento, de tacones altos, de rubor, de prisa por llegar. Me encuentro en mi lugar favorito en el mundo, lo acabo de descubrir. Y porfin poco a poco, voy dejandolo todo atrás. Y mi grito de guerra se va desvaneciendo como el humo de un cigarro a medianoche. Puede que sea tarde y trate de construir un muro alrededor de mi, que se refleje en un espejo roto. Ya me siento demaciado sola, aprendí a desconfiar, criticar y ser hipocrita. Así funciona no? Dependo mucho de todos, tal vez esa sea mi condena. Yo quería luchar de este infierno, de mi paraíso. Pero no importa. Es que no me oyen? No importa! Ya no quiero sorbos, pásenme la botella. Podria llamarla la época mas desafortunada de mi vida, o la mas feliz. Pero aun estoy lo suficientemente cerca para palparla, tocarla. Me satisface la idea de poder cumplir algo. De poder ilusionarme con algo. De poder soñarlo, despues de todo. Es ironico como todo empieza a girar tan rapidamente que nisiquiera te das cuenta. Y cuando abres los ojos no te reconoces, levantas la cabeza y.. Y nada. No pasa nada, ese es mi punto. Tal vez dibuje en mi rostro una sonrisa, el sentirme balanciandome en un columpio atado a un árbol. Y sentir un sol sonrojado en mi nariz. Y entonces reirme o gritar o llorar. O simplemente sonreir. Lo mas tranquila y apaciguadamente. No siento nada, lo siento todo. Tengo tantas ganas de gritarselo al cielo.
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